martes, 6 de agosto de 2013

HAUNTING


POR: METALMAN
(Revisión 2.0)


Las historias de fantasmas no se prodigan demasiado dentro del videojuego, y es por eso que las pocas existentes tienen un carisma especial y un toque de autenticidad muy marcado.

Haunting es uno de esos juegos que llegó en su momento sin provocar ruido alguno, además de hacerlo con unas mecánicas muy propias (que yo recuerde, solo los más modernos Ghost Master y, en menor grado por ser un FPS, Gheist, han jugado con temáticas similares), un apartado visual que no se inspira en los productos de la época y una ambientación que bebe directamente de algunos de los films más míticos de los 80. Se puede afirmar que el fantasmagórico título de EA era una rareza.

En su momento la crítica lo puntuó muy bien, con notas superiores a 70 sobre 100 (la portada PAL incluía una referencia a la revista Mean Machines, con su correspondiente nota de 86%), lo que inmediatamente convirtió al título en un producto del todo deseable.

Lo cierto es que todas las puntuaciones de la época eran bastante exageradas, pues aunque muy gracioso y original, estamos hablando de un juego con 4 fases y 3 capítulos intermedios bastante breves (de un par de minutos de duración), con un limitado sistema de juego (guionizado de forma extraordinaria, incluso al compararlo con los demás productos 16 bits) y con una re-jugabilidad casi nula.




En el papel de Polterguy (un adolescente fantasma), tendremos que ocuparnos de hacerles la vida imposible a los integrantes de la familia Sardini, poseyendo los innumerables objetos que encontraremos en sus mansiones. Se trata de asustarlos hasta el punto de que tengan que abandonar su hogar, uno a uno.

En cada fase encontraremos mayor cantidad de objetos a poseer, cada cual con su correspondiente animación (lo mejor del juego), que pueden ir desde un armario con dientes, hasta paredes que sangran. La cuestión es hacerlo en el momento oportuno, cerca de cualquiera de los familiares, para impresionarlos e incrementar su "barra de miedo". Una vez se llena ese marcador, el integrante de la familia abandonará la casa, y podremos dedicarnos a expulsar al siguiente.

Haunting se convirtió, inmediatamente, en un juego de culto (aun sin alcanzar las ventas deseadas) más por su temática y humor que por su discutible calidad global, siempre haciendo referencia al cine de terror de los 80 y principios de los 90.


Además de por su perspectiva isométrica, Haunting destaca por contar con unos decorados bastante trabajados para la época, con todo lujo de detalles y cientos de animaciones para los objetos a poseer (si mal no recuerdo, la publicidad del juego hablaba de más de 300).




Las animaciones son muy buenas, además de divertidísimas en la mayoría de los casos, con ejemplos tan gráficos como la caída de los pantalones ante un susto, ojos que se salen de sus órbitas, lavadoras que empiezan a tambalearse y tiñen su interior de sangre… etc, etc.

Es un apartado correcto pero detallista, que no llega más lejos por la obvia similitud entre fases (4 mansiones y tres visitas al inframundo). El inframundo, cabe destacar, es un lugar menos llamativo, por su necesaria sobriedad, pero tiene un diseño acertado para lo que representa.


Es necesario mencionar el gran trabajo de diseño realizado, pues el juego, aun siendo realmente una obra de terror con bastante gore de por medio, se muestra siempre de forma divertida, con un enfoque de humor muy negro, bastante conseguido. Logra salvar en todo momento al hecho de llevar a un protagonista que no es otra cosa más que un niño muerto buscando venganza…


Es bien sabido que el pobre chip Yamaha de Megadrive no era precisamente adalid de la calidad más desbordante, pero aun con todo, se porta de forma correcta con el aspecto sonoro de Haunting. (Y ojo, porque no era un mal chip de sonido, sino uno algo limitado en ciertas áreas).




No posee una banda sonora para el recuerdo, pero es acertada y conjuga con gran acierto sobre la ambientación general. A nivel de FX, lo cierto es que son bastante “chisporroteantes”, con un ruido excesivo pero sin llegar a dañarnos los oídos. Es mejorable en este aspecto.

Aun con todo, se debe tener en cuenta la gran variedad de efectos que contiene el cartucho, que aunque fugaces y siseantes componen un buen repertorio, necesario para con la conseguida ambientación.


Haunting es asombroso por momentos, pues su jugabilidad se basa (casi al 100%) en probar los distintos efectos que conseguiremos al poseer diferentes objetos. La curiosidad te empuja a probarlos todos, a contemplar sus animaciones y las reacciones de los Sardini…pero no hay mucho más que hacer tras visualizarlos.


Polterguy tiene un nivel de ectoplasma que no para de descender, y que solo recuperaremos mediante los sustos que infundan miedo ante nuestros molestos inquilinos, por lo que tendremos que elegir el momento oportuno y el lugar adecuado por el que transiten, para de este modo aterrarlos y conseguir volver a llenar nuestra ectoplásmica barra de vida.




En el caso de perder toda la barra no nos encontraremos con un pantallazo de game over, sino que apareceremos en el inframundo (lo que parece ser la antesala del infierno). Un limitado mapeado por el que aparecerán dispersas pequeñas cantidades de este plasma, y cuya mecánica pasa a ser más similar al de un plataformas, teniendo que esquivar trampas y entes de todo tipo que se interpondrán ante nuestro necesario sustento existencial. Una vez conseguido, volveremos al juego normal, intentando de nuevo expulsar a esta repelente familia.

El título permite 2 jugadores simultáneos en las fases del inframundo, y un sistema de turnos en la trama principal de las mansiones. No es un juego especialmente bien diseñado en su modo multijugador, pero menos da una piedra.


Os decía al comienzo de este apartado que Haunting es asombroso “por momentos”….y así es, prima la curiosidad por ver las posesiones y sus resultados, por encima del propio aspecto jugable, que es predecible y monótono, siendo este su principal lastre: la sencillez extrema y la constante y abusiva mecánica repetitiva de las acciones posibles.


Es curioso, posee un humor muy propio y tiene esa esencia a serie B que tanto nos gusta a algunos, pero personalidad a parte, es un juego simple, que hubiera necesitado de alguna otra mecánica extra para dotarlo de  mayor dinamismo.




En ningún caso nos encontramos ante un mal juego, pues solo por su peculiaridad y simpatía ya se merece un hueco en nuestras estanterías, pero debo insistir en su simpleza y en la nula re-jugabilidad que ofrece. Siempre me gustó la propuesta de Haunting, pues es bastante friki y novedosa, pero no aporta nada, “aun creando un género propio”, y tiene una duración fugaz, además de repetitiva.

Dentro del catálogo de Megadrive es una rareza a tener en cuenta, pero solo por ser peculiar, pues como juego no pasa del simple aprobado.



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