domingo, 30 de marzo de 2014

JUDAS PRIEST: PAINKILLER


POR: METALMAN

El Metal nace y muere con PainKiller, es así de simple. Nunca antes existió nada tan puro dentro del género, y jamás volvió a sucederse tras él.    

Resulta increíble escuchar Painkiller, y más aun al pensar que es un álbum perteneciente a un grupo fundado a finales de los sesenta...no cuadra, es demasiado moderno, excesivamente industrial y está tan afilado que puede cortar.

Judas Priest volvía, con su doceavo disco de estudio, tras los fracasos de crítica y público que supusieron Turbo y Ram It Down, trabajos que fueron duramente aceptados (sobre todo el primero) con motivo de su sonido sintético y acercamiento al Glam.

Por si esto fuera poco, antes de la grabación del disco que nos toca, se encontraban en los tribunales, acusados por provocar, con su música y sus letras, el suicidio de un joven (ya sabéis, esas cosas absurdas que solo pasan en EE.UU). 


El grupo estuvo a punto de separarse, y Rob Halford (voz del conjunto) pasó por un intento de suicidio...más negro no pudo ponerse, y supongo que la situación era tan jodida que solo podía desembocar en dos resultados: Que Judas Priest se hundiera, o que resurgiera con ganas de venganza. 

Por fortuna para todos los que venimos del infierno, Halford volvió a nacer, y se quiso convertir en el abanderado del nuevo sonido del Metal. El resto del grupo también lo entendió: Los anteriores Judas habían muerto.

Painkiller, primer corte del disco, era una alegoría y un recordatorio por parte de Halford, en relación a su intento de suicidio. También era la presentación del nuevo batería, Scott Travis (el disco da inicio con una pieza de batería), y la reinvención del sonido de Tipton, Downing y Hill.


Han existido discos muy influyentes antes y después (Sad Wings of destiny [Judas], Metallica [Metallica], Somewhere in time [Maiden], Clayman [In Flames], Demanufacture [Fear Factory], Cowboys from hell [Pantera]), pero ninguno respetaba al 100% las reglas del Heavy Metal más genuino, y casi todos se convertían en una variante del mismo...PainKiller posee un trasfondo más clásico, con sus dibujos, sus solos y su agudo tono vocal, pero suena más moderno y mucho más cortante.

Los señores del British Steel nos regalaron un trabajo que constaba de 10 temas, la mayoría de ellos cercanos al speed, y el resto de medio tiempo (no existe balada alguna, al menos de forma convencional).  

PainKiller, Hell Patrol, All Guns Blazing, Metal Meltdown, One Shot At Glory...todas son consideradas cómo clásicos del género, y han sido versionadas por grupos de distinta índole, como Death, Angra, Anthrax... En conjunto es considerado, por casi todas las bandas, como uno de los discos más grandes de Heavy Metal jamás creados.



Poco más se puede decir: estuvieron al borde del precipicio, tanto personal como profesionalmente, y al asomarse despertaron, creando un sonido tan explosivo y radical que los aupó de nuevo a lo más alto. 

PainKiller era el Fénix de Judas Priest, su ángel de la guarda y el calmante para su dolor. Si aun no contáis con este disco, no tardéis más: tenerlo es una obligación. Recomendada la edición remasterizada aparecida en 2001.

Un disco irrepetible.



10/10


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