jueves, 5 de febrero de 2015

PHELIOS


POR: METALMAN

Si de algo puede presumir Megadrive, en lo relativo a su catálogo, es de tener una variedad de shoot´em ups que pocas máquinas alcanzan a poseer. Phelios es uno de ellos, y hoy vamos a darle algo de protagonismo.

He de admitir que siempre me han fascinado los arcades producidos por Namco hasta finales de los 80, porque su acabado gráfico y su estilo artístico me parecen soberbios. Ordyne, Valkyrie no densetsu, Dragon Spirit, e inclusive este Phelios, son algunos de mis favoritos.

Ninguno es perfecto al 100% (y sus numerosos ports tampoco), pero poseen un carisma especial y son un magnifico entretenimiento en líneas generales. La mayoría de ellos (incluidos algunos que no he nombrado) se pueden localizar entre los catálogos de PC-Engine, Megadrive y PSX.

En este caso, y mediante una adaptación bastante buena, nos encontramos con la conversión que recibió Megadrive del excelente Phelios, juego de disparos que basa su concepto en torno a la mitología griega, y que toma prestados bastantes diseños y sucesos de ese clásico film que es Furia de Titanes.


La versión recreativa fue lanzada en 1988, y la conversión nos llegó durante 1990 (91 en Europa). Se mantienen los niveles originales y el mismo sistema de juego, prescindiendo tan solo de algunos detalles gráficos (el arcade es mucho más bonito, pero se entiende que la Namco System 2 era una placa demasiado potente en comparación con las sobremesas de aquella época).

Cuatro niveles para el nivel principiante y siete para el normal componen esta aventura, en la que Apollo se embarcará, a lomos del mitológico Pegaso, para rescatar a la joven Artemis de las garras de Tifón.

Se trata de un cartucho compuesto por diseños muy coloridos, con un aspecto de estilo ochentero (de acabado bastante clasicote, pero bonito a rabiar) y con un apartado técnico que no se molesta en mostrar ninguna rutina asombrosa, con la excepción de un scroll sumamente suave y bastante llamativo.

Final Bosses de gran tamaño (ya sabéis, los típicos de la mitología griega, tipo Medusa y similares), power ups especiales y únicos en casi todas sus fases y patrones enemigos bastante curiosos (muchos de ellos con un comportamiento a lo kamikaze). Es un buen shooter.


No es un juego que suponga un gran reto, aunque yo diría que está muy bien medido (ciertos enfrentamientos y pantallas cuentan con rutinas poco comunes, o con resoluciones no demasiado evidentes de inicio), así que es recomendable para cualquiera que quiera enfrentarse a un shoot´em up llevadero (ojo, porque esto no implica que sea malo o sencillo en exceso: es más amigable que la media. Nada más).

Una vez a los mandos, el juego nos propone un sistema de disparo basado en las "cargas", similar al que ya ofrecía tiempo atrás R-Type: si pulsamos el botón de fuego, de forma continuada, lanzaremos pequeños ataques, mientras que al dejarlo pulsado (una barra nos indica cuando está al máximo), durante unos segundos, cargaremos un ataque más poderoso.

Alcanzando a los búhos dorados obtendremos "options", potenciaciones de velocidad y de disparo, y como ya os comentaba antes, cada pantalla suele contar con sus propios power ups.

No hay mucho más que contar (es extremadamente clásico en su propuesta). Aun sin ofrecer novedad alguna, resulta bastante divertido y más recomendable que la media. No es un Thunder Force IV (ninguno puede serlo...) pero funciona bien.


Su apartado sonoro también es destacable, así como algunos de los pantallazos in-game, con enormes y coloridos dibujos de Artemis, Tifón y demás integrantes.

Como simple curiosidad, se trató de un título que fue censurado en su día por las poses y situaciones en las que aparecía la "doncella en apuros" del juego, ya que resultaba similar a las típicas escenas de Bondage de los medios eróticos (Artemis aparece atada y con poca ropa).

Es bonito, muy bonito, luce de forma parecida al original (aun con sus lógicos recortes), suena bien y se juega de perlas. Es simple al compararlo con otras propuestas, pero aquello que ofrece funciona la mar de bien, y poco más se le puede pedir a un juego de estilo clásico.


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