domingo, 3 de mayo de 2015

DARIUS GAIDEN


POR: METALMAN

Darius siempre fue una extraña saga de shooters, con más peculiaridades en torno a su diseño que a cualquier otra cosa. Digamos que eran juegos muy atractivos para la vista pero poco sorprendentes una vez a los mandos...hasta que llegó Darius Gaiden.

El primer juego de la saga (Darius, a secas) fue un título que entró por la puerta grande de los arcades, debido a su peculiar configuración. Se trataba de un shoot´em up que corría bajo las órdenes de una fabulosa Twin MC68000 de Motorola y que se mostraba a través de tres pantallas a la vez (en cada una de ellas se veía una porción del escenario).

Esto, en 1986, era algo insólito. Añadamos que contaba con un colorido excepcional, con un sonido peculiar (made in Taito Zuntata) y con un concepto muy propio en relación a sus diseños: Todas las naves parecían (o eran, directamente) peces...

Darius (y sus múltiples versiones: Plus, Alpha y Super Darius), Darius 2, Darius Twin y Darius Force son algunas muestras de que algo había en la idea de Taito que fascinaba a un buen número de seguidores, y aunque quiero insistir en lo random que era su aspecto jugable (en líneas generales), no puedo obviar que también le aportaron señas propias al mundillo de los shooters.


Para empezar, esta saga contaba con un genial concepto de sucesión no-lineal de fases (cada vez que superábamos un nivel, elegíamos el siguiente en base a distintas rutas disponibles), y continuaba con algo muy poco dado dentro de su género: según el camino elegido, y dependiendo de a quien nos enfrentásemos como Final Boss, el final podía variar. Añadamos la característica forma que poseían sus power ups de escudos (muy coloristas), unas armas que tardaban demasiado en volverse potentes y un segundo botón de disparo para un ataque alternativo (bombas, por lo general). No había mucho más.

En 1994 aparecía Gaiden (95 en Saturn y 96 en PSX) en su forma de recreativa, sin aportar novedades de peso pero balanceando la dificultad de una forma mucho más meritoria. Seguía habiendo mucho pez, mucho colorido (parece más un simulador de LSD que un shoot´em up) y una extraña BSO que mezclaba un tono operístico junto a un sonido New Age.

Gráficos a parte, lo más notable era el ritmo in-game que se había integrado para la ocasión, con un número de enemigos muy superior al de las anteriores entregas y con una dureza más alta a la hora de hacerlos frente. Los antiguos juegos de la saga, en su mayoría, resultaban aburridos por carecer de un tempo adecuado.

No es que fuesen el colmo de la sencillez, pero sí unos muy buenos ejemplos sobre la falta de dinamismo y de gancho. Ahora la cosa resultaba bastante frenética, hasta el punto de resultar en un juego realmente duro. Agradable, pero muy desafiante.


28 fases, multitud de potenciaciones diferentes, posibilidad de atrapar a los enemigos (realizando determinado número de aciertos, sobre zonas concretas, estos se volvían de nuestro lado durante un tiempo limitado. Esta característica se llevó al extremo en el genial Darius G, donde directamente los podíamos "secuestrar"), cantidades absurdas de Final y Mid Bosses, diferentes finales...Darius Gaiden era calidad en cantidad, y pocos juegos pueden presumir de contener tanta chicha (y más aun, teniendo en cuenta que se trataba de un arcade).

La música, ya os lo anticipaba antes, resultaba abrumadoramente extraña (siempre fue santo y seña de la saga), gracias al uso de voces femeninas cantando ópera sobre un fondo que navegaba entre lo sintético y lo natural...muy difícil de describir, la verdad.

Para un amante de lo eléctrico y de los truenos esto suena demasiado psicodélico, pero es innegable que va totalmente a juego con la absurda cantidad de color que se muestra en pantalla, y lo mismo a la hora de darles "más sentido" a esos extraños diseños de peces metálicos.

Para la vista, Darius Gaiden es todo un tesoro, sobre todo si sois amantes de las 2D y de los sprites, porque a la par que extraño resulta hipnótico, pero sin renegar de unas calidades auténticas. Es llamativo el acabado de algunos enemigos finales, que aun siendo bidimensionales parecen estar creados en auténticas 3D. También fascinantes son algunos efectos, como en el caso de las "magias", que crean en pantalla un pequeño agujero negro que se traga todo lo que allí se acerca, junto a una buena dosis de rayos y de parpadeos al estilo "epiléptico nipón".


Las dos conversiones de sobremesa se pueden considerar casi perfectas, ganando en este caso (por poco) la entrega para Saturn, ya que cuenta con una resolución algo más generosa a la hora de mostrar los sprites. Sin olvidar, claro, que sus filtros de color son algo más bellos que los de la competencia y que no muestra la desaceleración puntual de PSX. (Inclusive, me atrevo a añadir que el juego de Saturn es mucho más fácil de encontrar y a un precio más bajo...blanco y en botella). (En PC, por curioso que parezca, ha sido re-editado en bastantes ocasiones, y todas ellas han de considerarse como estupendas conversiones).

La forma más recomendable de hacerse con el título, y me refiero a todos aquellos que no sean amantes de lo más retro, es mediante la adquisición del recopilatorio de PS2 Taito Legends 2, donde se encuentra un port decentillo, que falla por mostrarse en 640i (en vez de en la resolución progresiva original) y por contener algunas ralentizaciones esporádicas. Queda compensado por ir acompañado de multitud de joyas, entre las que destacaría al fenomenal Darius G, que para muchos es el mejor capítulo de la saga (esta vez, en 3D). (Si vais a comprarlo de importación: ojo, porque en algunos territorios la lista de juegos incluidos varía. Miradlo bien antes de comprarlo).

En ningún caso es un juego perfecto o una vuelta de tuerca que le añada algo novedoso al género, pero aun siendo bastante estandarizado cumple de sobra. Tiene una realización maravillosa, un sonido de calidad y con mucha personalidad, unos diseños estupendos y un colorido que pone los pelos de punta.

Le sumamos un reto considerable, que gustará a los amantes del shoot´em up clásico y a los forofos de los Danmakus (sin llegar a serlo, cuidado), una cantidad malévola de fases que conforman una duración excepcional dentro de su estilo (junto al Sonic Wings Special es lo más variado que vais a encontrar, aunque este navega por fases más cortas) y esa rara avis en la que se transforma una vez visto en conjunto, y tenemos un juego bastante recomendable.


Le falta algo tras llevar varias partidas jugadas, y no sabría deciros el qué (posiblemente, alguna opción mecánica extra), pero no por ello resulta menos atractivo. Es posible que veáis un énfasis elevado a la hora de analizarlo, y que os resulte chocante la nota, pero tened en cuenta que mi enfoque general es en comparación con el resto de la saga, y no contra las vacas sagradas del género...aunque casi, por los pelos, se convierte en una de ellas (y quien lo considere así hará bien, desde luego). 

Uno de los shoot´em ups más básicos de la generación 32 Bits, y también uno de los más peculiares y llamativos: Muy recomendable.


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