domingo, 20 de septiembre de 2015

ANNIHILATOR: WAKING THE FURY


POR: METALMAN

De Annihilator se puede decir que son el quinto grupo a tener en cuenta tras los pertenecientes al Big Four (Metallica, Megadeth, Anthrax y Slayer), y aunque su discografía está llena de discos con un excelente nivel, aquí el prenda siempre ha tenido debilidad por uno en concreto: Waking the Fury.

Es curioso, de Annihilator siempre se destacan sus primeros trabajos (Alice in Hell y Never, Neverland) y he de admitir que jamás me impresionaron en exceso. Son buenos discos, tienen originalidad de sobra y en ningún caso son criticables, pero no disponen de esa inmediatez rabiosa de la que es característico el Thrash Metal.

Se acercan más al grado experimental o sin reglas que manda dentro del Metal progresivo, y es por eso que durante mucho tiempo fue una banda a la que no presté demasiada atención. (Me encanta el Prog, pero dentro de este existen mil discos superiores).


La cuestión, ya en 2002, es que me hice con el disco que hoy nos ocupa, pues quería ampliar la cantidad de grupos que formaban mi "discoteca", y me di de bruces con una explosión de esas que no todos los días se encuentran.

Potencia sonora, distorsiones con cierto apego industrial, velocidad a las cuerdas, rabia vocal y una composición pegadiza se daban la mano, por lo que me encontré con uno de los mejores discos de Trash que he hallado en los últimos 15 años.

Principalmente, me llamó la atención el sonido sintético de las guitarras, porque soy muy amante del sonido sucio de la electricidad, sin que llegue a sonar a "máquina", y aquí imperaba lo segundo. Pero lo hacía de una forma singular y para nada desagradable. Es sintético, sin duda, pero produce la misma sensación que ciertos efectos rasgados de tono clásico.


La voz de Joe Comeau (último disco de la banda en el que participó) le da un tono de cabreo bastante especial a todos los temas, y las guitarras de Jeff Waters (un auténtico monstruo de las seis cuerdas) son veloces e implementan algunos solos y dibujos que dejan en estado de shock. Añadamos un trabajo perfecto de manos de Randy Black (batería) y un acompañamiento más que correcto de bajo (Russ Bergquist), y ya tenemos el por qué de tan estupendo trabajo.

Son doce temas exquisitos(dos de ellos, pistas de Bonus), rápidos y pegadizos, además de ser técnicamente sublimes, por lo que no se le puede pedir más al disco. Existe una versión remasterizada lanzada en 2008, que recomiendo a todas luces, pues cuenta con un mejor balance que el original.

Si buscáis caña sin complicaciones, pero adornada por un sonido poco habitual de guitarras, Waking the Fury os saciará. Es un disco realmente cañero y muy Heavy, y creo que es lo mejor que se puede decir de él.





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